Lo transcribo un poco extractado porque él escribe en resúmen bastante más lindo lo que yo quiero expresar.
Lo único de lo que no habla (y yo agrego) es de la soberbia con la que se han manejado ciertos gurúes futboleros estrategas verdeamarelos, cuando desde hace raaaaaaaaaaaaato que juegan poco menos que fulero y varias veces desde que el Gordo llegó a los 15, a estos muchachos y sus DTs le salvan la ropa los árbitros, la suerte y el periodismo mundial que infla e idolatra a tipos como Roberto Carlos, Adriano, Ze Roberto, Juninho, Maicom, Luis Fabiano, Julio Baptista, Robinho y Kaká como si fueran Garrincha, Didí, Vavá, Rivelinho, Tostao, Pelé, Zagallo, Nilton Santos, Carlos Alberto, Jairzinho, Zico o Sócrates, cuando (ni hablar de estirpe), sólo tienen de parecido los primeros a los segundos, el color de la camiseta que usan...
Por Martín Caparrós
De la gran siete
Dos a cero. Tres a cero. Cuatro a cero. Cinco a cero. A veces, muy de tanto en tanto, pasan cosas que nunca habían pasado. Hubo en el Mineirao siete minutos que transcurrieron más allá de cualquier lógica, más acá de la historia. Entre el minuto 23 y el 29, cuatro goles acabaron con cualquier esperanza brasileña y nos dieron, a cientos de millones, esa sensación extraordinaria de estar viendo lo imposible.
A partir de ese momento ya no importaba nada: todo era irreal, como falsificado.
Ya no importaba que esos goles alemanes hubieran tenido la complicidad extrañísima de la blandura y el despiste de la defensa brasileña.
Ya no importaba que el mariscal de la derrota Luiz Felipe Scolari incendiara a un par de jugadores reemplazándolos en el entretiempo.
Ya no importaba que su proyecto antifutbol, su renuncia a la tradición de su país, hubiera hundido a su país en la vergüenza.
Ya no importaba que se hubieran convencido de que podían ganar el campeonato sin jugar a nada: a pura fuerza, a pura camiseta, a pura sanata.
Ya no importaba que creyeran que el fútbol no era el fútbol.
...
...
Empezaba a importar la historia: cómo se contará, de ahora en más, esta noche imposible...
...Serán días duros para muchos. Pero después, este partido se seguirá jugando. Interminablemente se seguirá jugando.
A veces, muy de tanto en tanto, pasan cosas que justifican todo.
De pronto, en algún momento, quizá cuando el sexto gol culminó la mejor jugada colectiva del torneo, supimos para qué se había hecho este Mundial: para que, mientras exista el fútbol, el fútbol recuerde este partido.
Last edited by Foco at 07/09/2014 00:56:02